dijous, 25 de març del 2010
Ab Aeterno
Estamos ya en el ecuador de la sexta y última temporada de la mítica serie LOST y aunque aún quedan muchos enigmas por resolver (según los guionistas algunas preguntas quedarán sin respuesta...ay!), el visionado de este noveno episodio era esperado como agua de mayo ya que por fin se nos desvelaría el pasado de uno de los personajes más intrigantes y enigmáticos de la serie:Richard Alpert, (Ricardus) y ya puestos a descubrir quién es mi tocayo, inevitablemente también se sabría algo más sobre esta misteriosa isla en la que nos encontramos perdidos desde que el Oceanic 805 despegó hace 6 años.El hecho de que por fin conozcamos la historia de este personaje que nunca envejecía (ahora descubriremos porqué), de cómo, porqué y en qué condiciones llega a la isla, y de las vicisitudes de su encuentro con Jacob y el hombre de negro, hacen de este capítulo uno de los más interesantes, no ya de la temporada, sino a mi juicio de toda la serie.No defrauda y está a la altura de las espectativas.
Mucha chicha filosófica hay en este capítulo lo que viene ya a ser una constante en toda la serie.De hecho recientemente se ha publicado un libro titulado "Perdidos.La Filosofía" cuyo autor Simone Regazzoni desarrolla en clave filosófica las preguntas que plantea la serie: Dónde estamos? Podemos cambiar el destino? Existen realidades paralelas?...
Concretamente en este episodio se expone claramente la lucha entre el bien y el mal así como el necesario equilibrio de ambas fuerzas,concepto ya expresado de alguna manera en el Yin y el Yang, fundamentado en la dualidad de todo lo existente en el universo.Fuerzas opuestas pero a la vez complementarias.Me parece genial el símbolo de la botella como representación del bien el mal y el equilibrio entre ambos: el vino sería el hombre de negro que está preso por Jacob que vendría a ser el cristal de la botella, y todo queda encerrado y en equilibrio por el tapón de corcho que simbolizaría la isla. Ahora entiendo también porque el hombre de negro quiere matar a Jacob para liberarse y porque no lo puede hacer el mismo, el vino no puede salir por si solo de la botella necesita a alguien que lo ayude a salir, pero para conseguirlo hay que ofrecer siempre algo a cambio...¿qué tal si el vino nos promete aquello que más deseamos a cambio de que lo liberemos (nos lo bebamos)?..
Solo esperar que los restantes ocho episodios estén a la altura de éste último.
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