dissabte, 8 de maig del 2010

Camí de Sirga - Jesús Moncada


Mentre estava immers en la lectura de la novel·la "Olor de Colònia" i la comentava amb un company del CEC que ja se l´havia llegit, un altre atent a la nostra conversa, em va dir mentre tornàvem d´una excursió passada per aigua: "Et recomano que llegeixis Camí de Sirga de Jesús Moncada, la millor novel·la escrita en llengua catalana del segle XX".Certament ambdues tenen certs paral·lelismes, però qui va fer aquesta sentència, sabia el que es deia ja que en la breu però intensa conversa que vam mantenir, em va demostrar, dintre d´una modèstia poc habitual, ser una persona molt llegida mentre que jo dins de la meva ignorància, només sabia que aquest era un títol amb el que s´havia lligat la notícia de la mort del seu autor, donant a entendre de passada que encara que n´hagués escrit d´altres, aquesta era la seva obra mestra, la que en un moment tan important en la vida d´una persona com és la mort, havia de ser esmentada. Encara recordo quan vaig assabentar-me el 13 de juny de 2005 de la notícia de la mort d´una persona de la que mai havia sentit a parlar i que paradòjicament per a mi va a començar a existir a partir d´aquell dia on, arrel de la seva desaparició, tothom es desfeia en elogis cap a la seva persona i obra: "Avui ha mort Jesus Moncada autor de Camí de Sirga", i a partir d´aquí feien referència a Mequinensa, poble natal de l´autor, que va quedar cobert fa gairebé 40 anys per les aigües del Pantà de Riba-Roja. Quan dintre de poc es compliran 5 anys de la seva mort, jo també he complert amb el meu deure de llegir aquesta obra considerada cabdal de la literatura catalana i de conèixer a un autor amb el que segur em retrobaré de nou amb algun dels seus altres llibres.
Aquesta novel·la és un sentit homenatge al poble en el que l´autor va passar la seva infantessa i parteix del moment en que comença a ser envaït per màquines encarregades de desfer carrers i cases impregnades amb la vida de la seva gent.Això serveix de pretext als pocs habitants que hi queden d´estímul per reconstruir fent ús de la memòria, la seva història com a comunitat unida indefectiblement pels aconteixements polítics i socials del segle XX. És un llibre on podem gaudir d´una mestria insòlita en cada linea escrita, totes elles plenes d´ironia, sentit de l´humor i també de denúncia cap al règim represor. A més se´ns permet ser espectadors de la mort d´un poble mil·lenari, amb la recança i angoixa que això comporta per la gent que l´habita, condemnats a separar-se per sempre més del Ebre, artèria principal d´unes vides que com les seves aigües al trobar-se amb les de l´oceà, estan destinades a morir d´enyor pels temps passats a la vila.

dimarts, 4 de maig del 2010

Mike Oldfield - Hergest Ridge & Ommadawn

Los seguidores de este músico, entre los que me incluyo, ya estamos contando los días que faltan para el 7 de junio, fecha en la que se pondrán a la venta las dos esperadas reediciones de Hergest Ridge (1974) y Ommadawn (1975), dos trabajos que siguieron al aclamado Tubular Bells (1973) y que junto a él, conformaron una compleja trilogía musical perteneciente, sin lugar a dudas, a la mejor etapa creativa de este músico.

Tras perder Virgin, su antiguo sello discográfico, los derechos de distribución de sus discos hace un par de años, ha sido Universal Music quien ha tomado el relevo, y se ha propuesto reeditar los primeros trabajos con cuidadas ediciones que van desde la sencilla hasta la firmada por el autor, pasando por la reedición en vinilo (back to black), conteniendo todas ellas sonido remasterizado y material extra (demos y outtakes) en función de la edición y de lo que uno esté dispuesto a pagar o llegue su grado de fanatismo (seguro que más de uno y dos se lo compra todo). Ya tuvimos un grato precedente el año pasado con la esperadísima reedición de Tubular Bells, que hizo las delicias de los aficionados ya que por fin tenían al alcance una edición definitiva y a la altura que esta gran obra se merecía (no la cutrez que hace un tiempo hizo Virgin con sonido HDCD).

Ahora le toca el turno a Ommadawn, considerada la obra maestra de este músico, y Hergest Ridge que presenta diferente portada para esta reedición, más atractiva y moderna (la otra, aunque original, nunca me gustó ya que parecía hecha un poco deprisa corriendo y más comparándola con la genial de TB), pero que según parece no ha gustado mucho a los puristas. En ambos casos también habrá material inédito como las versiones demo, descartadas y en el caso de Hergest Ridge, la versión original (sólo disponible en las primeras ediciones en vinilo de 1974 y ahora convertida en joya de coleccionista) y no la que todos conocemos del sello Virgin que fue una versión remezclada a posteriori.Para completar la orgía musical se han incluido singles instrumentales poco conocidos como Argiers y First Excursion así como otros más populares por haber ya aparecido en numerosas recopilaciones como In Dulci Jubilo y Portsmouth.

Aunque en general no descubriremos nada nuevo que no conozcamos ya (y es que Mr. e-mule nos ha ayudado bastante a saciar nuestra sed de cosas inencontrables), se agradece poder disponer de estas dos ediciones que ocuparán un lugar de honor en la discoteca (si,si formada por discos comprados en una tienda, como antes) de cualquier aficionado a la música que se precie. El pobrecito Mike también va a ingresar un dinerillo extra (que en tiempo de crisis viene de perlas) por algo que hizo casi cuarenta años atrás, lo cual además de hacer más evidente (por comparación) el pozo creativo en el que actualmente está inmerso, le ayudará a hacer más grata y llevadera su estancia en su modesta casita de las Bahamas, donde, después de una temporadita sin pegar ni golpe, ha decidido montar, en un pequeño rinconcito de la chavola, un estudio de grabación para seguir engendrando más bazofia chill-out y sucedáneos tan habitual en sus últimos trabajos (véase Light and Shade (2007), Tres Lunas (2002) y el insulto musical The Millenium Bell (2000)) y a la que uno no se acaba de acostumbrar. Se hace de esta forma evidente un distanciamiento lamentablemente irreversible con sus primeras grandes obras de los 70, que como todas las buenas y grandes, tienen la característica común de ser imperecederas y de poseer la misma frescura y originalidad de antaño.